El tema del cuadro parece trivial, la infanta y sus damitas de compañía (meninas en portugués) irrumpen en el estudio de Velázquez, pintor de cámara del rey Felipe IV, que se encuentra pensativo y observa los modelos que se dispone a pintar. Nosotros podemos ser esos modelos ya que somos contemplados por Velázquez. Sin embargo, los reyes Felipe IV y Mariana de Austria, a quienes vemos reflejados en el espejo del fondo, son las personas que el pintor retrata.
Pero vayamos por partes, en primer término y de izquierda a derecha tenemos a María Agustina Sarmiento que está haciendo una reverencia y ofreciendo en una bandeja plateada un jarrito o búcaro rojo a la infanta Margarita de Austria que se encuentra en el centro de la composición y resulta ser una deliciosa y encantadora niña de seis añitos de edad. Margarita acepta con su mano el jarrito y nos observa con su candorosa mirada infantil. Un poco más a la derecha vemos a otra menina, Isabel de Velasco, que también muestra sus respetos mediante una suave reverencia. La siguiente es Maribárbola, enana macrocéfala de origen alemán, que también nos mira y, finalizando este plano, Nicolasillo Pertusato, que parece un niño pero también era un enano, bastante travieso por cierto, pues ya ves que le está dando una patada a un gran mastín tumbado en el suelo.
Un poco más atrás, a la izquierda, está el pintor Velázquez sujetando un pincel en la mano derecha y la paleta con los demás pinceles en la izquierda. Se está inspirando para pintar a los reyes y se ha representado a sí mismo muy elegante y como de cuarenta años cuando ya rondaba los cincuenta y siete. Delante de él está la parte posterior del lienzo sobre un caballete.
Ahora pasas a la zona derecha y, en un segundo plano, ves dos personajes: la dama Marcela Ulloa, “guarda menor de damas” y un caballero sin identificar que sería un sirviente de la corte y que tiene las manos juntas mientras escucha la conversación de la dama. Para marcar la distancia y el espacio, Velázquez los sitúa a ambos en penumbra y más abocetados que las meninas.
Al fondo, una puerta de madera con cuarterones se abre a una estancia posterior muy iluminada y José Nieto, aposentador de la corte, está en las escaleras, no sabemos si viene o se va. Lleva un sombrero en la mano y viste una elegante capa negra. La luz es de tal intensidad que hace brillar la escalera, la puerta y la persona de José Nieto.
Colgado en la pared ves un espejo que refleja la luz y donde el rey y la reina aparecen con un cortinaje rojo. No sabemos si están quietos posando para Velázquez o si entran en ese momento en la habitación.
La estancia es amplia y de techo alto, sería el estudio del pintor y por eso hay grandes cuadros por las paredes (identificados en la actualidad). Existen ventanas en la pared derecha y están alternativamente abiertas y cerradas lo que nos acentúa la sensación de profundidad y de atmósfera real. El gran tamaño de las figuras, casi natural, subraya aún más su presencia en un espacio muy creíble.
Técnicamente el cuadro es insuperable. El conjunto de perspectivas utilizadas es único y produce un efecto “atmosférico” en el ambiente representado, como si el pintor hubiese pintado el aire entre las figuras. Vamos a analizarlo: la primera perspectiva que observas es la lineal, diversas líneas imaginarias o no (línea del techo-pared; cuadros colgados, el suelo) guían nuestra vista hacia el fondo y nos hacen creer en una fuerte tridimensionalidad. Este asombroso efecto se refuerza con un suelo neutro, de moqueta, que avanza hacia nuestra posición y, sobre todo, con unos espacios alternativamente iluminados y en penumbra que subrayan el efecto de alejamiento. La otra perspectiva es la aérea, la difuminación progresiva de los contornos y la degradación de las gamas tonales con el aumento de la distancia y el alejamiento. Como remate, Velázquez pone un agujero iluminado en el centro (la puerta abierta) que da a una estancia donde no vemos el fin, es decir, el cuadro tiene una perspectiva ilimitada.
Esta combinación de perspectiva aérea y lineal es lo que ha fascinado a todos, expertos o no, desde el siglo XVII.
La gama cromática empleada por Velázquez en esta obra es limitada y contenida, predominan los grises y los ocres, no obstante, aplica colores fuertes como el rojo fuego en pequeños detalles de la vestimenta de las niñas como lacitos, pasadores de pelo y adornos florales. De este modo rompe la monotonía de colores y atrae nuestra atención. La calidad de representación de las sedas brillantes con grises y blancos muy luminosos resultan de una belleza deslumbrante.
Por otra parte, el espejo es la burla espacial por antonomasia, nos engaña y confunde, crea espacios ilusorios y, si te colocas de espaldas y miras el cuadro con un espejito, te llevarás una sorpresa por el efecto fuertemente realista que produce. Cuando contemplas el cuadro directamente, tu vista es dirigida hacia el fondo y el espejo te devuelve la imagen. Así se crea una interrelación tan estrecha entre lo pintado y lo real que resulta difícil distinguirlos.
La aparente trivialidad del tema es también engañosa ya que Velázquez estuvo toda su vida reivindicando la superioridad de la pintura por encima de las actividades puramente artesanales entre las que estaba incluída; él consideraba la pintura como una actividad intelectual superior, cuyo momento importante no era el acto de pintar sino la idea, el concepto y el pensamiento previos al hecho mecánico de aplicar el óleo sobre el lienzo. En resúmen, la superioridad del artista sobre el artesano.
Otro mensaje es el futuro prometedor de la monarquía española, con la sucesión asegurada. La última lectura de la obra sería la relación de profunda amistad del pintor con el rey y la infanta , todos ellos aparecen representados en el mismo cuadro.
Existen detalles que te proponemos observar para que comprendas la excepcionalidad de este cuadro único. Fíjate en el perro, tan real que sólo le falta ladrar, o en la carita delicadísima de la infanta, o en el cabello de Nicolasillo, brillante y recién lavado, o en la prestancia y apostura de Velázquez con su cuidado bigote, su peinada melena y su esbeltez anatómica. O bien en los cuadros de la estancia, identificados como Minerva y Aracne (Rubens) y Apolo y Pan (Jordaens) y que vuelven a incidir en el tema de la superioridad de lo intelectual sobre lo manual.
Hay que señalar que la obsesión del pintor por demostrar la superioridad de la pintura sobre otras artes perseguía, entre otras cosas, la exención de impuestos.
Interesante es también el espejo iluminado (de bronce muy bruñido) y las ventanas laterales, una abierta en primer término, las tres siguientes cerradas y la última abierta.
Tomado de ArteSauces
domingo, 21 de abril de 2013
LAS HILANDERAS (1651)
Las Hilanderas es una obra creada por Velázquez. Pertenece al barroco español y es óleo sobre lienzo. Actualmente se conserva en el Museo del Prado de Madrid.
En primero plano se puede ver a un grupo de mujeres que preparan lanas y, tras ellas, un espacio más elevados donde aparecen otras cinco mujeres mejor vestidas, sobre un fondo de tapices. Estas parecen contemplar una escena mitológica, que es una tela de gran armonía compositiva basada en las relaciones de luz, ritmo y color.
La luz del fondo crea una gradación de contraluces alterada por un foco que ilumina el primero plano.
El pintor consigue que nuestra vista pase de la hilandera iluminada de la derecha a la de la izquierda y observar a la que está agachada en la penumbra.
Es un cuadro con gran movimiento ya que en la rueca de la izquierda no se aprecian los radios por el movimiento y en la figura de la derecha que devana la lana con mucha rapidez.
La pincelada es muy suelta debido a las manchas del gato o el rostro de la mujer central que está en contraluz.
La luz viene desde la derecha, creando así contrastes de luz entre la mujer de la derecha en comparación con las demás. La cortina roja de la izquierda también crea contraste con la oscuridad del fondo.
INMACULADA DE SOULT (1678 - 1682)
Esta obra pertenece al barroco español y fue pintada por Bartolomé Esteban Murillo Es óleo sobre lienzo. Actualmente se conserva en el Museo del Prado de Madrid.
Se trata de una pintura religiosa, muy usual en el siglo XVII. Es de gran realismo donde predominan los detalles. Murillo crea una Virgen muy joven, con una expresión tierna y dulce (idealizada), que flota sobre nubes. Está vestida con una túnica blanca y un manto azul, con las manos juntas sobre el pecho y la cabeza mirando hacia en cielo. A sus pies hay una media luna. Está rodeada de angelotes ( a algunos se les ve enteros y a otros solo cabezas debido a la perspectiva aérea).
El cuadro tiene movimiento y como figura central está la Virgen. El pintor evita la frontalidad destacando las líneas onduladas de los pliegues del manto.
La luz incide directamente sobre la Virgen. Esta está sobre un fondo dorado y radiante para alzar su carácter celeste. La luz entra por la zona izquierda dejando así la parte inferior derecha en penumbra y creando claroscuros en el cuadro.
Hay gran riqueza de colores. Destacan los tonos cálidos y dorados contrastando con los fríos. Destaca el blanco y el azul de la figura central. Las pinceladas son sueltas y fluidas.
El dibujo pierde importancia ante el color y la luz. Los contornos están esfumados.
sábado, 13 de abril de 2013
CLASIFICACIÓN DE IMÁGENES DE LA ARQUITECTURA BARROCA
Obra: Palacio Real de Madrid
Autores: Filippo Juvara, Juan Bautista Sachetti y Francesco Sabatini
Fecha: Siglo XVIII
Localización: Madrid.
Obra: Plaza Mayor de Salamanca
Autores: Alberto Churriguera
Fecha: Siglo XVII
Loclaización: Salamanca
Autores: Alberto Churriguera
Fecha: Siglo XVII
Loclaización: Salamanca
Obra: Palacio del Marqués de Dos Aguas
Autor: Ignacio Vergara
Fecha: Siglo XVII
Localización: Valencia
Autor: Ignacio Vergara
Fecha: Siglo XVII
Localización: Valencia
Obra: Palacio de San Telmo
Autores: familia Figueroa
Fecha: Siglo XVII
Localización: Sevilla
Fecha: Siglo XVII
Localización: Sevilla
Obra:Iglesia de San Andrés del Quirinal
Autor: Bernini
Fecha: Siglo XVII
Localización: Roma (Italia)
Autor: Bernini
Fecha: Siglo XVII
Localización: Roma (Italia)
Obra:Ayuntamiento de Madrid
Autor: Juan Gómez de Mora
Fecha: Siglo XVII
Localización: Madrid.
Autor: Juan Gómez de Mora
Fecha: Siglo XVII
Localización: Madrid.
Obra: Iglesia del Gesù
Autores: Jacopo Vignola y Giacomo della Porta
Fecha: 2º mitad del siglo XVI
Localización: Roma (Italia)
Autores: Jacopo Vignola y Giacomo della Porta
Fecha: 2º mitad del siglo XVI
Localización: Roma (Italia)
Obra: Imafronte de la Catedral de Murcia
Autor: Jaime Bort
Fecha: Siglo XVIII
Localización: Murcia
Autor: Jaime Bort
Fecha: Siglo XVIII
Localización: Murcia
Obra: Baldaquino de San Pedro
Autor: Bernini
Fecha: Siglo XVII
Localización: Vaticano
Autor: Bernini
Fecha: Siglo XVII
Localización: Vaticano
CLASIFICACIÓN PINTURAS DEL BARROCO
Niños jugando a los dados - Murillo
Naturalista, bodegón, costumbrista
Los pastores de Arcadia - Poussin
Clasicista, religioso
Autorretrato - Rembrandt
Realista, naturalista, retrato, tenebismo
El rapto de las hijas de Leucipo - Rubens
Mitología, realismo
Cena en Emaús - Caravaggio
Religioso, tenebrismo, realismo
San José carpintero - Georges de Latour
Religioso, tenebrismo, realismo
Vista de Delft - Rembrandt
Realista, paisaje
Vieja friendo huevo - Velázquez
Bodegón, realismo, tenebrismo
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